“Me encanta el chocolate, lo como casi todos los días; negro, sobre el 70 % (para mi gusto personal, más no es forzosamente mejor)”, arranca Ibán Yarza, el panarra de la casa.
“Aparte de este gusto más común, tengo desde siempre una perversión chocolatil; me encanta comer a mordiscos el chocolate de desleír, el que se toma a la taza”, confiesa sin sonrojarse.
Por si no estuviéramos ya bastante escandalizados, también nos cuenta que en verano le encanta tenerlo en la nevera “y arrearle a mordiscos, en plan troglodita, disfrutar de su textura terrosa, áspera y amarga (qué le vamos a hacer; a otros les da por morder esquinas, que dice mi madre)”.
Su favorito es el Brescó, de Benabarre, con su puntito de clavo, canela y vainilla. “Por supuesto también hace un chocolate a la taza formidable, pero en onzas es de lo más rústico y telúrico... bueno, eso”, termina, mientras se va a arrearle un tarascón a su objeto de deseo.
Precio: 3 euros la tableta de 350 g.
Fuente, faltan tres.
Fuente, faltan tres.
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