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sábado, 13 de enero de 2024

Particularidades del Cultivo de Vainilla

 TvAgro por Juan Gonzalo Angel

Una buena descripción de la post cosecha ...

31 mar 2017

Twitter @juangangel

Vainilla es un género de orquídeas con 110 especies distribuidas mundialmente en las regiones tropicales. La más conocida es la especie Vanilla planifolia que produce un fruto del que se obtiene un saborizante, la vainilla. Es una especia del continente americano. Los conquistadores españoles de México, conocieron esta especia en las costas de Veracruz, le pusieron ese nombre porque su fruto se parece a la vaina de una espada pero diminuta, similar a las judías verdes o chauchas.

En cuanto a la Vanilla tahitensis, la vainilla de Tahití, por las cualidades agronómicas y aromáticas particulares de este cultivar de Vanilla planifolia fue considerada, durante mucho tiempo, como una especie distinta.

Las plantas que producen la vainilla poseen ellas mismas el nombre de vainilla. Son las únicas orquídeas cultivadas por razones que no sean meramente ornamentales. Para obtener una especia realmente rica en aromas, el cultivo y la preparación de la vainilla necesitan largos y minuciosos cuidados. Eso hace que sea, en proporción al peso, uno de los productos agrícolas más caros del mundo. Se presenta en forma de palos negros y brillantes, comúnmente llamados "vainas" de vainilla. Sin embargo, en botánica, se trata de cápsulas.

Juan Gonzalo Angel Restrepo
www.tvagro.tv

miércoles, 2 de mayo de 2018

JORDI ROCA Awajun CASA CACAO 2019



Casa Cacao, el sueño chocolatero y sostenible de Jordi Roca, abrirá en 2019

30/04/2018 11:32 | Actualizado a 30/04/2018 11:32
Pilar Salas
Madrid, 30 abr (EFE).- Jordi Roca, repostero del tres estrellas Michelin El Celler de Can Roca (Girona), verá en enero de 2019 hecho realidad su "sueño" de Casa Cacao, paraíso para los amantes del chocolate con una vertiente solidaria que ayudará a la comunidad indígena awajun de Perú.
"Estamos súper ilusionados, muy contentos, porque es un proyecto que repercute en el origen y que nos permite trabajar con un producto único, el mejor chocolate que hemos encontrado", explica en una entrevista con Efe quien fue elegido Mejor Chef Repostero del Mundo en 2014 por The World's 50 Best Restaurants.
Para buscarlo viajó por Perú, Colombia y Ecuador con el apoyo de BBVA, proyecto que ha quedado reflejado en un documental de National Geographic y que se plasmará en un libro cuyos beneficios por derechos de autor invertirá en crear una cooperativa para fermentar y secar el cacao que recolecta la comunidad awajun de la selva amazónica peruana, que le abastece.
Se trata de un cacao "biológico, totalmente natural y salvaje" con el que fabricará chocolates que "tendrán añadas", ya que al no ser cultivado "el sabor varía mucho de una colecta a otra, no hay regularidad", dice el repostero, en cuyo trabajo se fijó Netflix para su serie "Chef's Table Pastry".
Un producto "peculiar" con el que emprende un proyecto sostenible que beneficiará a más de mil familias de esta comunidad indígena, a la que además de pagarles un precio justo ayudará con la cooperativa para que "sus colectas sigan siendo naturales y tengan continuidad".
Jordi Roca ya ha comenzado a trabajar con las habas que recolectan los awajun, con las que crea unas "tabletas para comer sin remordimientos", en las que emplea mantequilla de cacao con guisantes liofilizados, zanahoria o remolacha. "Con los vegetales computan como ensalada", bromea.
Será uno de los productos que venderá en Casa Cacao, que abrirá sus puertas en enero de 2019 en la plaza Catalunya de Girona, ciudad que escogió para montar con su mujer, la mexicana Alejandra Rivas, su primera heladería Rocambolesc y donde tiene junto a sus hermanos Joan (cocinero) y Josep (sumiller) El Celler de Can Roca y el espacio de celebraciones Mas Marroch.
Un obrador a pie de calle para que se puede ver la transformación del haba de cacao en chocolate, una chocolatería en la que disfrutar de versiones líquidas y sólidas, una tienda de productos envasados y un hotel boutique de 15 habitaciones que gestionará su cuñada Anna Payet desde su experiencia turística son los elementos de Casa Chocolate, donde el aroma invitará a golosear y una terraza ofrecerá "unas preciosas vistas a toda la ciudad".
"Como pastelero es un sueño", reconoce quien también aspira a promover desde este centro la cultura del chocolate, un mundo en el que hay "mucho despiste".
"Hablar del chocolate de Perú es como hablar del vino de España, no se puede generalizar porque cada zona cacaotera tiene sus peculiaridades", detalla.
En la transformación desde la recolección al secado, el control del proceso de fermentación es "clave" para conseguir los aromas deseados, que pueden ir desde el vinagre a frutas y especias, así como el tostado.
"Poco que ver con el chocolate amargo que consumimos, que se asocia al sobretostado para homogeneizar. Hay poco conocimiento del chocolate y se tiende a unificar", lamenta.
Ello se debe en parte a que el 90 por ciento de la producción cacaotera va a grandes multinacionales, por lo que "queda muy poco margen para los que ven el chocolate como una oportunidad de sacar aromas y reflejar su origen".
Al igual que "un 0,2 por ciento de pequeños chocolateros", Jordi Roca trabajará directamente con el haba de cacao, aunque reconoce que "muy pocos" han tenido la oportunidad de viajar a su origen y contar cómo son quienes lo recogen y lo fermentan. Afortunadamente, serán más quienes disfruten los resultados en Casa Cacao. EFE
ps/ros

jueves, 28 de diciembre de 2017

REGLAMENTOS de la UE relativos al contenido de CADMIO




Número de PCE - 325


Sucedió en Octubre 2011 G/SPS/R/64, paras. 39-41

Extractos de los resúmenes de las reuniones del Comité de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias MSF



En octubre de 2011 el Ecuador expresó su preocupación ante el hecho de que la Unión Europea estuviese considerando la modificación del nivel máximo de cadmio en el cacao y los productos de cacao, y de que tuviese previsto aplicar un nivel máximo de 0,3 a 0,5 miligramos por kilogramo (mg/kg), en el marco del Reglamento (UE) Nº 420/2001. 

El Ecuador instó a la Unión Europea a basar sus límites máximos de cadmio en estudios científicos. Se indicó que el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) había fijado un nivel de consumo semanal aceptable de 5,8 microgramos de cadmio por kilo de peso corporal (µg/kg), un valor más de dos veces superior a la ingesta semanal tolerable establecida por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). El Ecuador solicitó más información sobre el análisis de riesgos realizado por la UE y observó que los límites máximos de residuos (LMR) debían ser tan bajos como razonablemente puedan ser (ALARP). Aunque parte del suelo de su territorio nacional contenía cadmio, el Ecuador había adoptado medidas de reducción del riesgo con el fin de producir cacao de alta calidad que no fuese perjudicial para la salud de las personas. 


El Brasil, Colombia, Costa Rica, la República Dominicana, Nicaragua, el Perú y Venezuela hicieron suyas las preocupaciones planteadas por el Ecuador. Pidieron a la Unión Europea que proporcionara el fundamento técnico y científico de su proyecto de normativa sobre el cacao y el chocolate, e hicieron hincapié en que los límites máximos debían tener una base científica. 

La Unión Europea recordó que, hasta la fecha, no había establecido niveles máximos de cadmio en el cacao y los productos de cacao, y que tampoco lo había hecho el Codex. Sin embargo, el JECFA había revisado la toxicidad de los productos alimenticios en 2010 y había establecido una ingesta semanal tolerable de aproximadamente 6 microgramos por kilogramo de peso corporal. En cambio, en 2009 y en 2010 la EFSA había fijado una ingesta semanal tolerable inferior, de 2,5 µg/kg de peso corporal. Basándose en los dictámenes científicos emitidos en 2009 y 2010 por la EFSA, la Unión Europea había emprendido una revisión de los niveles máximos de cadmio en distintos tipos de productos alimenticios, incluidos los productos de cacao y el chocolate que se vendían al consumidor final, habida cuenta de que contribuían significativamente a la exposición en el ser humano y, en particular, en los niños. Aunque las deliberaciones sobre ese asunto no habían finalizado, se indicó que se establecerían límites basados en datos reales sobre la presencia de cadmio en el cacao y los productos de cacao obtenidos de orígenes geográficos distintos, y tan bajos como razonablemente fuese posible. 

En julio de 2012 el Ecuador, en nombre también del Camerún, Colombia, Ghana, México, Nicaragua y el Perú, recordó la preocupación planteada anteriormente acerca de la decisión de la UE de enmendar el Reglamento (CE) Nº 1881/2006, a fin de modificar los niveles máximos admisibles de cadmio en el cacao y los productos de chocolate (G/SPS/GEN/1173/Rev.1). Los coautores pidieron a la Unión Europea que demostrara de manera clara la contribución relativa del chocolate a la exposición al cadmio en la dieta, así como sus efectos nocivos. Dadas las grandes diferencias entre las recomendaciones del Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre los niveles de ingesta semanal tolerable e ingesta mensual tolerable de cadmio, exhortaron a la Unión Europea a que convocara una reunión conjunta de la EFSA y el JECFA, con miras a llegar a un acuerdo sobre el método empleado para fijar esos límites y sobre los resultados de su aplicación. Recalcaron que la Unión Europea debía velar por que los límites que aplicara fueran conformes con el Acuerdo MSF, así como tomar en consideración los nuevos datos para analizar y armonizar los métodos utilizados para determinar el contenido en cadmio de los productos de chocolate pertinentes. Solicitaron asimismo que, en caso de que se adoptara la nueva medida, la Unión Europea estableciera un período de transición de cinco años como mínimo, a fin de que los productores pudieran adaptarse a ella. El Camerún, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ghana, Guatemala, Jamaica, México, Nicaragua, el Perú, la República Dominicana y Venezuela compartieron esta preocupación. 

La Unión Europea señaló que no se trataba de una preocupación nueva, y que estaba preparada para responder a ella a pesar de que se hubiera planteado sin previo aviso en el marco del punto del orden día "Otros asuntos". La UE aclaró que, la enmienda del Reglamento Nº 1881/2006 tenía por objeto fundamentalmente ocuparse de los productos alimenticios para los que no regían niveles máximos de cadmio. Para otros productos alimenticios -como las hortalizas y los cereales, que también aportaban cadmio a la dieta diaria- ya había niveles máximos, por lo que no se abordarían en la propuesta objeto de examen. En cambio, la nueva propuesta se centraría en productos alimenticios como los productos del chocolate/cacao y los alimentos infantiles, para los que no se habían establecido niveles máximos. Las autoridades competentes de la Unión Europea estaban evaluando los datos facilitados por los productores de cacao durante los últimos meses, y los Estados miembros de la UE examinarían los límites máximos de residuos (LMR) de cadmio en los productos del cacao el próximo otoño. Al establecer los LMR se tomarían en consideración las diferentes pautas de consumo de los distintos productos de chocolate, y se establecería un período de transición razonable. La Unión Europea afirmó que consideraba con el mayor interés esta cuestión y el diálogo con los Miembros interesados. 

El Codex dijo que la cuestión de los LMR de cadmio en los productos del cacao se estaba examinando, y que el JECFA evaluaría los datos pertinentes comunicados por los Miembros. La cuestión se trataría en el próximo período de sesiones del Comité Ejecutivo de la Comisión del Codex Alimentarius, en junio de 2013. 

En octubre de 2012 el Ecuador explicó que la Dirección General de Salud y Consumidores (DG SANCO) de la Comisión Europea le había informado de que estaba considerando establecer nuevos niveles máximos de cadmio en los productos alimenticios. Dijo que en el informe resumido del Comité permanente de la cadena alimentaria y de sanidad animal se discrimina claramente entre los productos de cacao y los demás productos alimenticios. La propuesta de la Comisión Europea se limita a productos para los cuales no existen niveles máximos, pero distingue los productos de chocolate y de cacao, por un lado, y los productos de hortalizas y cereales, por otro. Teniendo en cuenta los costos de las medidas dirigidas a reducir los niveles de cadmio, se concedería a los agricultores y los operadores de empresas alimentarias más tiempo para ponerlas en marcha, pero solamente para los productos a base de hortalizas y cereales. Afirmó que este trato discriminatorio era arbitrario, injustificado y desproporcionado, y podía causar restricciones innecesarias al comercio internacional. El Ecuador pidió que los productos de chocolate y de cacao recibiesen el mismo trato que las hortalizas y los cereales, que no se discriminasen sin justificación. Por otra parte, si se establecían nuevos niveles para el cadmio, debían basarse en una evaluación de riesgos adecuada y cumplir con los principios de la OMC de proporcionalidad, transparencia y consideración de las necesidades especiales de los países en desarrollo. 

El Camerún, Colombia, Cuba, Jamaica, México, Nicaragua, el Perú, la República Dominicana y Venezuela se sumaron a la preocupación del Ecuador y señalaron además que la medida de la UE afectaría negativamente a los agricultores pequeños y de subsistencia y a los productores de cacao de los países en desarrollo. A pesar de que la EFSA indicó en su dictamen científico, que los productos de chocolate y de cacao no eran la principal fuente de ingesta de cadmio, en el proyecto de reglamento de la UE no se habían incluido los productos que contribuían en mayor medida a la presencia de cadmio en la dieta. Recordaron que no había normas del Codex para el cadmio ni métodos analíticos o procedimientos acordados a nivel internacional para determinar la presencia de ese metal, lo que hacía difícil comparar sus niveles en esos productos alimenticios. 



El representante de la OMS señaló que el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JEFCA) había previsto considerar los niveles de cadmio en el cacao en su reunión de junio de 2013. Dijo que este Comité aún no había recibido los datos solicitados a los países exportadores sobre los controles del nivel de cadmio en los productos de cacao ni información sobre esos niveles en las distintas etapas de elaboración. 

La Unión Europea reconoció las preocupaciones de los Miembros exportadores y señaló que aún se estaba discutiendo a un nivel técnico y no se habían propuesto niveles máximos. La propuesta se centraría en productos como el chocolate, los productos de cacao y los alimentos infantiles, para los que no se habían establecido niveles máximos, y en una etapa posterior se examinarían otros productos alimenticios para los que ya se habían establecido esos niveles. Añadió que la reunión de la Organización Internacional del Cacao (ICCO) celebrada en octubre de 2012 había brindado la oportunidad de intercambiar puntos de vista sobre esa cuestión y que se tomarían en consideración los datos sobre la presencia de cadmio en los productos de cacao proporcionados por algunos Miembros. La Unión Europea afirmó que confiaba en que el proceso legislativo culminaría en una propuesta equilibrada y que los efectos negativos, en su caso, serían mínimos.

G/SPS/GEN/1173/Rev.1 18 de julio de 2012
NUEVOS NIVELES MÁXIMOS DE CADMIO EN PRODUCTOS ALIMENTICIOS EN LA UNIÓN EUROPEA (Español) (Inglés

martes, 1 de agosto de 2017

CACAO derrota a la COCA


Chocolate que derrota la coca

Campesinos colombianos cambian la violencia y la ilegalidad por el cacao


Bogotá / Madrid 


ABR 2017 - 07:58 CEST

Los campesinos fueron aprendiendo que tenían que preocuparse por producir cacao de calidad.
Los campesinos fueron aprendiendo que tenían que preocuparse por producir cacao de calidad. JOSÉ ANTONIO MARÍN



Distrito Chocolate es una tienda colombiana que ha venido transformando la cocaína en chocolate. Es el eslabón final de una cadena de producción de cacao que empezó hace 10 años, después de que campesinos colombianos del occidente del departamento de Boyacá decidieran arrancar sus propias plantaciones de coca para reemplazarlas por cultivos de cacao. En Pauna, San Pablo de Borbur y Otanche, municipios en los que se iniciaron proyectos fructíferos de desarrollo alternativo, se han reunido, desde el 2007 hasta hoy, 1.267 familias (50% de las cuales son excocaleras), para continuar con esta labor.
La coca no fue el primer mal que estos municipios tuvieron que sobrepasar. Desde antes de los años ochenta, el negocio de las esmeraldas ya había desatado una guerra que dejó a su paso más de 3.000 muertos. Era una región abandonada por el Estado, sin educación, sin recursos, pero de ella se extraía el 90% de las esmeraldas que se comercializaban en el mundo. El desenlace era cuestión de tiempo. La ambición por encontrar estas piedras formó dos bandos que se odiaban a muerte: el grupo de Borbur y el de Coscuez. Sus terrenos estaban separados por la quebrada de Miocá, que se fue convirtiendo lentamente en una frontera invisible. Nadie podía atravesarla si quería continuar con vida.
Juan Antonio Urbano, uno de los representantes de Distrito Chocolate, entró al negocio de las esmeraldas como guaquero (hombre que busca piedras en el lago aledaño a la mina) y lentamente fue subiendo de estatus hasta alcanzar a excavar la mina principal. Él sabía a lo que se enfrentaba: "Había mucha violencia, mucha ilegalidad, se vivía a partir de la ley del más fuerte: si uno encontraba una esmeralda, la escondía para no darle a sus compañeros", cuenta.
Con el tiempo, ocurrieron dos eventos importantes en el occidente de Boyacá: en 1990 se firmó un acuerdo de paz que limó los odios de los dos bandos de esmeralderos y en 1998 las esmeraldas empezaron a escasear. Los campesinos tenían por fin la posibilidad de vivir en paz, pero ya estaban muy acostumbrados al dinero como para dedicarse a otra actividad menos rentable que la minería. Entonces llegó la coca: "Mucha gente de las zonas del Guaviare y el Vaupés se trasladó a Boyacá a colonizar", sostiene Urbano, "allá la coca funcionó bien y ellos la introdujeron a nuestra región".

“Mis amigos resultaron con casa, finca y carro, pero yo veía cómo entre ellos mismos se robaban y se quitaban la vida
JOSÉ LEUTERIO RONCANCIO, CAMPESINO

Pareciera que la historia no hubiera dejado nada al azar. El Plan Colombia, un acuerdo entre los Gobiernos de Estados Unidos y Colombia para combatir el narcotráfico, con un presupuesto de 10.000 millones de dólares, se firmó en 1999. El Gobierno colombiano ejerció mucha presión en zonas de alta producción cocalera y obligó a los productores a migrar a otros lugares más seguros para continuar con sus cultivos. El terreno del occidente de Boyacá es agreste y las fincas quedan muy bien escondidas entre las montañas, lo que lo hace idóneo para realizar todo el proceso de producción de esta planta. Los boyacenses, con el peso de su historia, tenían todas las condiciones para seguir el ejemplo de sus colonizadores: ese mismo año, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Boyacá alcanzó a tener 322 hectáreas de cultivos de coca.
Contrario a lo que ocurrió en otras regiones del país, a los campesinos de esta zona las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no los obligó a sembrar nada. La guerrilla llegó después, con la excusa de que eran ellos los encargados de ponerle orden al negocio. Amenazaban a los productores y los explotaban de frente: un agricultor de esa zona le vendía a las FARC —porque no le podía vender a nadie más— un kilo de coca a dos millones de pesos (657 euros) y los guerrilleros revendían ese mismo kilo a tres millones pesos (985 euros).
Más tarde llegaron los paramilitares. Venían de Urabá y, con la promesa de combatir la guerrilla, convencieron a los agricultores de que querían ayudar. Después de enfrentamientos muy violentos sí lograron desplazarla, pero entonces se apoderaron del negocio. Resultaron ser más atropelladores, explotadores y violentos que los mismos guerrilleros.


La moniliasis del cacao es una enfermedad causada por una plaga. Se hace explícita con manchas largas y deformaciones en las mazorcas.
La moniliasis del cacao es una enfermedad causada por una plaga. Se hace explícita con manchas largas y deformaciones en las mazorcas. 


Del 2000 al 2006, el narcotráfico se convirtió en una forma de vida. José Leuterio Roncancio, un campesino que, como Urbano, fue primero guaquero y después raspachín (cultivador de coca) recuerda lo que era común entre quienes estaban dentro del negocio: “Mis amigos resultaron con casa, finca y carro, pero yo veía cómo entre ellos mismos se robaban y se quitaban la vida”. El individualismo y la violencia parecían no tener fin.
A esto se le sumó el Gobierno que, al darse cuenta del incremento de los cultivos de coca en la región, centró hacia ella sus esfuerzos de erradicación. Empezó asperjando glifosato desde el aire. Los más confiados se reían: era claro que con lo agreste de la región ese tipo de fumigación no iba a funcionar. Pero un día el Gobierno envió un ejército de 300 erradicadores manuales, cada uno con su machete, y tuvieron que tragarse su risa: "Yo tenía seis hectáreas de coca y me las arrancaron en medio día", relata Urbano.

Se vivía, claro, pero se vivía con miedo
VÍCTOR SÁNCHEZ, CAMPESINO

Se vivía, claro, "pero se vivía con miedo", dice Víctor Sánchez, otro agricultor de la región. "Si uno escuchaba cualquier ruido por la carretera, de pronto era que venía el gobierno o quién sabe qué otro grupo a molestarlo a uno". Y ante la vista de una situación cada vez más degradante, el tema de buscar nuevas maneras de subsistencia llegó a las juntas de acción comunal. La idea de sembrar cacao empezó a sonar entre los agricultores, pero para eso necesitaban ayuda. Para fortuna de muchos, esta vez el cielo escuchó sus plegarias.
En 2007 llegó a la región el Programa de Familias Guardabosques, que ya llevaba varios años apoyando otras zonas del país como parte de los proyectos de Desarrollo Alternativo para la erradicación de cultivos ilícitos. El programa prometía, cuenta Urbano, dar a los campesinos 200.000 pesos mensuales (65 euros) en efectivo —y ahorrarles otros 200.000 (65 euros) en una cuenta programada— si se comprometían a erradicar completamente la coca y a sembrar cacao en su lugar.
Los municipios de Pauna y San Pablo de Borbur se vieron de repente invadidos por representantes del Gobierno: "Los yupies, los llamábamos, porque eran recién graduados de la universidad, que venían a enseñarnos que dentro del marco de la legalidad había posibilidades de desarrollo", sostiene Juan Urbano. Y aunque había algunos entusiasmados con la idea, la tarea de convencer a los demás agricultores parecía imposible. ¿Cómo decirle a un raspachín que cambie el millón de pesos (328 euros) que recibe por un kilo de coca por 7.985 pesos(2,6 euros) que vale un kilo de cacao? ¿Cómo convencer a un individuo, acostumbrado a vivir bajo la ley del más fuerte, a trabajar por un bien común?

¿Cómo convencer a un individuo, acostumbrado a vivir bajo la ley del más fuerte, a trabajar por un bien común?

A Marleni Fonseca nadie tuvo que convencerla. Cuando se enteró de que iba a recibir apoyo para sembrar su cacao si se integraba a una asociación, no se hizo esperar para entrar en ella. Era mucho más fácil para el Gobierno brindar ayudas a un grupo de cultivadores que entregarlas, una por una, a productores aislados. En Pauna se creó Aprocampa, liderada por Juan Antonio Urbano, y a la asociación, además de Fonseca, entraron también Leuterio Roncancio y Víctor Sánchez. Ellos mismos ayudaron a convencer a otros campesinos de integrarse a la organización que hoy cuenta con 170 integrantes.
El Programa de Familias Guardabosques duró dos años y, después de su término, las ayudas no cesaron. Estuvieron presentes, entre otras, el Proyecto MIDAS (Más Inversión para el Desarrollo Sostenible), el Ministerio de Agricultura, el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER) y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). Los apoyos vinieron de manera económica directa, en herramientas, abonos, y en capacitaciones de siembra, emprendimiento y legalidad.
Los resultados empezaron a hacerse visibles: según la UNODC, de 322 hectáreasde coca que había en el año 2000 en todo el departamento de Boyacá, pasaron a 105 en 2010 a 10 en el 2012. Pauna y San Pablo de Borbur fueron los primeros en poder decir que sus municipios estaban limpios de coca. Más adelante, se creó la Fundación Red Colombia Agropecuaria (Fundredagro), junto con otros municipios que quisieron unirse al cambio. Hoy se compone por 11 organizaciones de 10 municipios de la región y forma parte de una red más grande: la Red Nacional de Cacaoteros, conformada por 27.000 familias de todo el país.


Después de la fermentación del cacao, inicia su proceso de secado en planchas grandes de madera que se exponen al sol.
Después de la fermentación del cacao, inicia su proceso de secado en planchas grandes de madera que se exponen al sol. 


La sede de Aprocampa está ubicada en el centro de Pauna, en una casa adaptada para recibir el cacao de los productores de la región. Ellos mismos lo recogen, lo fermentan, lo secan y lo empacan en costales de fique para la venta. Con su trabajo, los boyacenses lograron producir cacao de muy alta calidad, y eso los hizo merecedores del premio Cacao de Oro, otorgado en 2014 por la fundación suiza SECA. Con este reconocimiento, llamaron la atención de grandes empresas chocolateras, como CasaLuker, y de inversionistas privados que han querido apoyar este proyecto de Desarrollo Alternativo. Así fundaron Distrito Chocolate.
En las tres tiendas que ahora tienen en Bogotá —y en las 30 que están proyectadas en todo el país— se venden productos creados con el cacao que cultivan los agricultores asociados a la red nacional de cacaoteros. Con esto se quiere que el campesino conozca todo el proceso de producción, "que sepa que el cacao puede tener un valor agregado; si se tuesta, si se muele, si se hacen dulces", sostiene Urbano. Pero en ese sentido falta mucho por hacer.
Luz Dary Barreto, por ejemplo, otra integrante de la asociación, produce tabletas de cacao de manera artesanal. Ella misma tuesta el cacao, lo desgrana y lo introduce poco a poco en un molino pequeño, que no alcanza para hacer un trabajo industrializado. A esto se le suma que muchas de estas tabletas no las puede vender, porque aún no ha encontrado el mercado adecuado para hacerlo: "En Chiquinquirá a veces compran, pero a un precio muy bajo", dice.
Por el momento las tiendas han funcionado bien, vendiendo bebidas y bombones finos de chocolate. Lo que se quiere es conseguir la maquinaria apropiada para que las mismas campesinas elaboren los bombones, y con ellos enfocar todos los esfuerzos por crear en Colombia una cultura chocolatera que pueda competir con aquella del café. "Es difícil", reflexiona Urbano, "porque mientras que un suizo consume 12 kilos de cacao al año, en chocolate fino, un colombiano consume medio kilo, en chocolate barato". A pesar de todo, los productores no se rinden. Quieren demostrar (aunque parezca imposible) que en un país como Colombia, la paz y la legalidad también pueden ser rentables.

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