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Cacao para mejorar la memoria
La ingesta elevada de flavanoles, compuestos abundantes en las habas de cacao, podría beneficiar la capacidad retentiva de las personas mayores.
La noticia que quizás ansiaba todo buen amante del chocolate: el cacao crudo rebosa de compuestos reconstituyentes para el cerebro. Investigadores de la Universidad de L’Aquila, junto con científicos del fabricante mundial de alimentos Mars, Inc. y otros colaboradores, confirmaron en septiembre del año pasado que la función cognitiva de las personas mayores mejoraba con la ingesta de dosis elevadas de flavanoles, compuestos naturales que abundan en el cacao.
Para su estudio enrolaron a 90 probandos con mermas cognitivas leves, síntoma que suele preceder a la enfermedad de Alzheimer. Según observaron, los participantes que bebieron a diario durante ocho semanas un brebaje a base de cacao que contenía flavanoles en dosis moderadas o elevadas demostraron funciones cognitivas superiores que los que consumieron solo dosis pequeñas. Se sometió a todos los participantes a pruebas de fluidez verbal, atención y agudeza visual.
Por ahora se ignora la forma exacta en la que el cacao suscita tales cambios cognitivos, aunque las investigaciones en curso apuntan a un flavanol en concreto: la (-)-epicatequina (léase «menos-epicatequina»). El nombre se refiere a su estructura, diferenciándola de otras catequinas (moléculas orgánicas presentes en el cacao, así como en las manzanas, el vino y el té).
Otras investigaciones sugieren que dicho compuesto facilita el aumento del flujo de la sangre y el crecimiento de vasos sanguíneos, lo que explicaría el aumento de la capacidad cognitiva: una mejor circulación sanguínea aporta más oxígeno al cerebro, por lo que favorece sus funciones.
En ensayos con animales se ha demostrado que la (-)-epicatequina pura refuerza la memoria. En octubre, el Journal of Experimental Biology publicó investigaciones sobre la capacidad de los caracoles de recordar durante más de un día una tarea previamente aprendida (retener la respiración en agua desoxigenada, por ejemplo) si se les había administrado previamente (-)-epicatequina. Por el contrario, si no recibían el susodicho flavanol, no conseguían retener la información más de tres horas seguidas.
En un estudio anterior, Fred Gage, del Instituto Salk, y sus colegas descubrieron que la (-)-epicatequina mejoraba la memoria espacial y aumentaba la vascularización en ratones. «Resulta asombroso que una sola modificación en la dieta pueda inducir efectos tan profundos sobre el comportamiento», asegura Gage. Si ulteriores investigaciones confirmasen los beneficios cognitivos de este compuesto, el médico podría recetar suplementos de flavanol (o, directamente, las habas crudas de cacao) en un futuro.
Entonces, ¿es recomendable abusar del chocolate? Lo sentimos, pero no. Tanto en el origen como durante el procesado, el almacenamiento y la preparación de un alimento pueden, sea de manera conjunta o por separado, alterar su composición química. Resulta casi imposible predecir qué flavanoles y en qué cantidad subsisten en un bombón o una taza de té. Incluso en la manipulación del chocolate negro, proclamado como opción «saludable», puede que el cacao se haya oscurecido y se hayan eliminado con ello los flavanoles.
Apenas se están comenzando a establecer normas para la medición del contenido en flavanol del chocolate. Una chocolatina en forma de barrita, de unos 40 gramos, podría contener unos 50 miligramos de flavanol, cantidad que implicaría consumir entre 10 y 20 barritas diarias para aproximarse a las dosis que se utilizaron en el estudio de la Universidad de L’Aquila. Los azúcares y las grasas que contiene tal número de chocolatinas anularía con mucho sus posibles beneficios cerebrales. Catherine Kwik-Uribe, nutricionista y toxicóloga de Mars Botanical y una de las autoras del estudio, opina: «Ahora tenemos más motivos para disfrutar del té, las manzanas y el chocolate. No obstante, las claves de toda dieta son la variedad y la diversidad».
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