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domingo, 19 de febrero de 2017

CACAO: todo cambia en LATINOAMERICA

La lengua común del cacao

Antes, cuando se hablaba del tipo criollo casi siempre se pensaba en Venezuela y Colombia, pero todo cambia en Latinoamérica





Los cacaos pueden ser forasteros, trinitarios o criollos. Los primeros cubren la mayor parte de la producción mundial, concentrada fundamentalmente en África. Son cacaos rústicos y muy productivos. Entre ellos, hay algunas variedades, realmente atractivas, como el cacao nacional fino de aroma ecuatoriano. La exuberancia productiva del forastero contrasta con la racanería del criollo. Poco productivo y muy sensible a las plagas,  reclama atención gracias a su increíble potencial aromático. Entraron siempre en esa categoría las grandes estrellas del cacaotal venezolano; el chuao, el choroní y sobre todo el porcelana, la mítica variedad cultivada al sur de Maracaibo.
Luego está el trinitario, que viene a ser un cruce de ambos. En parte criollo, en parte forastero, abre la puerta a una legión de híbridos que han colonizado buena parte del cacaotal americano. Sobre todo en las zonas emergentes, como Perú, Bolivia y Ecuador, donde un híbrido de color rojo y forma alargada, llamado CCN 51, ha impuesto su presencia. Sus privilegios son su mayor productividad y la rapidez con que entra en producción. Razones suficientes para ocupar un lugar destacado en las preferencias de muchos nuevos productores. También en el caso de estados como el peruano, que utilizan el cacao como arma para sustituir y erradicar los cultivos de coca.
Hasta hace bien poco, cuando se hablaba de cacaos criollos casi todas las miradas se dirigían al norte de la región Amazónica, representada por Venezuela y Colombia. Después avanzando por Panamá a través de las plantaciones de Bocas del Toro, cerca del límite con Costa Rica, que también se suma al festival, Honduras, Nicaragua y las selvas del sur de México. Tabasco, Oaxaca, Guerrero y Chiapas concentran la producción del país que dio vida al chocolate. República Dominicana, Jamaica y Trinidad son otras referencias a tener en cuenta.
Todo cambia rápido en esta Latinoamérica que parece moverse a golpe de convulsiones. Por un lado, la situación que vive Venezuela ha provocado algunos cambios. Aunque su producción apenas representa el 3,5 % del cacaotal americano, proporcionaba las referencias más cotizadas hasta que los obstáculos al movimiento de capitales y mercancías y el abandono de la producción en muchos lugares ha dado lugar a más de una paradoja, como la de ver a algún importante productor venezolano importando haba de cacao desde Ecuador.
Perú escala posiciones en el ránking de los productores superando ya a México en hectáreas plantadas
Y luego está la irrupción de Perú en el panorama cacaotero. El país escala posiciones en el ránking de los productores superando ya a México en hectáreas plantadas. Es el resultado de la lucha contra la coca que vive el país desde hace 15 años: cacao a cambio de hoja de coca. En medio de este proceso, se viven algunos hechos singulares. La mayoría se concreta en torno a la irrupción de los cacaos criollos en el cacaotal local. Está, para empezar, la irrupción del cacao blanco en Piura y Tumbes, las regiones situadas más al norte del país. Con este nombre se identifica al cacao porcelana implantado en la zona, punto de partida de chocolates de una gran finura y delicadeza aromática. No menos singular es la revelación del Fortunato nº 4. Los técnicos dicen que se trata de un cacao forastero. Hace unos siete años aparecieron dos árboles en la finca de Faustino Colala, en Jaén (departamento de Amazonas), que fueron identificados como los únicos supervivientes del Nacional, la gran estrella del cacaotal ecuatoriano declarada extinta a comienzos del siglo XX. Su tremenda elegancia le avala como uno de los cacaos más cotizados del momento.
Finalmente, están los cacaos nativos que van abandonando las profundidades de la selva, donde permanecieron escondidos durante siglos, para mostrarse en todo su esplendor. El chuncho reimplantado en Concepción, en la parte de selva amazónica más cercana a Cuzco, es el mas relevante. Pequeño, redondeado, de piel fina y muy frágil, es una de las estrellas emergentes del cacaotal peruano. Muchas otras esperan a ser descubiertas y van saliendo a la luz con el trabajo de las comunidades nativas que pueblan los límites de la Amazonía. Ashaninkas, shipivos, machiguengas, notmachiguengas, awajunes, wapis o lamistas, entre otros, concentran buena parte de su trabajo en esas nuevas variedades criollas. Lo mismo sucede en Bolivia con los takana y la comunidad nativa Pueblo Leco de Larecaja.
FUENTE: http://elpais.com/elpais/2015/06/25/estilo/1435260500_278211.html

viernes, 25 de diciembre de 2015

CAPITAL HUMANO: Pueblos indígenas amazónicos defienden la biodiversidad.

En la húmeda y calurosa selva amazónica, a más de 8.000 km de París donde presidentes y altos funcionarios sellaron un acuerdo sobre el clima, tres etnias indígenas han tomado medidas para preservar el mayor tesoro de biodiversidad del planeta.
 
Cambiaron la cacería por el cacao en Ecuador, cuidan de un enorme pez de río en Brasil y declaran gobiernos autónomos para defender su territorio de la extracción de recursos en Perú: tres etnias amazónicas, tres apuestas por la conservación. 
 
La pequeña comunidad waorani no repara en el calor ni en la humedad en Gareno, donde sus integrantes residen en casas de madera rodeadas de vegetación frondosa a 175 km al sureste de Quito.




Cada mañana un canto en su lengua materna, el waotededo, les da fuerzas para cuidar los árboles de cacao que hoy son el sustento de sus familias y la razón por la cual sus habitantes dejaron la cacería e hicieron en 2010 un pacto por la conservación.
 
Ante la cantidad de carne de animales silvestres que salía al mercado, la Asociación de Mujeres Waorani de la Amazonía Ecuatoriana (Amwae) creó un proyecto de entrega de plantas de cacao a mujeres indígenas para su cultivo y, a cambio, los hombres debían dejar la cacería.
 
"Con eso han dejado de cazar carne de monte y no tumbamos áreas grandes" de bosques para cultivo, señala a la AFP Patricia Nenquihui, presidenta de Amwae, en su oficina en la ciudad amazónica del Puyo (este).
 
En este proyecto participan 10 comunidades, donde 70 familias cultivan un total de 25 hectáreas de cacao fino de aroma en las provincias de Pastaza y Napo (este).
 
La asociación compra el cacao que producen las mujeres a 1,25 dólares cada libra, 0,45 centavos más de lo que pagan otros productores. Luego lo envía a Quito, donde es transformado en barras de chocolate para la venta.
 
Al inicio del proyecto los hombres waorani estaban "molestos", pero los ancianos reconocieron que debían caminar hasta un día por la selva para poder cazar los animales que vendían para el sustento familiar, recuerda Nenquihui.
 
Para Ligia Enomenga, una viuda de 26 años que mantiene a seis hijos gracias a la producción de cacao, las familias waorani "han abierto los ojos".
 
"Antes cazaban mucho. Ahora que han entrado al proyecto del cacao, han dejado de matar animales", dice.



- Al rescate del pirarucu -
 
Los expertos ya lo han advertido en incontables oportunidades: un calentamiento de más de 1,5 grados puede hacer colapsar la selva.  
 
Hablar de Amazonia es hablar de agua, de dióxido de carbono. Es hablar del río más largo y caudaloso, ancho y más profundo, con una de las mayores reservas de agua dulce del planeta.
 
En Brasil, donde está la mayor cantidad de selva de los 6,1 millones de km cuadrados que hay en la región, los indígenas paumari, que viven en la cuenca del río Tapaua (estado Amazonas, norte), también apuestan por el manejo sustentable de su principal fuente de ingresos: el pirarucu, un enorme pez de río que puede pesar hasta 200 kg y cuya pesca -durante décadas predatoria- estaba prohibida.
 
Tras siete años de trabajo con la ONG Operación Amazonia Nativa (Opan), los paumari recuperaron la población de pirarucu, que estaba decimada, y consiguieron que la pesca sea legal y sustentable.
 
"Es mucho más que la comercialización del pez. Es el fortalecimiento de la organización comunitaria, el fortalecimiento del stock pesquero y la generación de renta, esas son las principales ganancias de este pueblo. La gestión y el dominio que hoy tienen sobre su territorio es algo fantástico", dice a la AFP Gustavo Silveira, coordinador del programa Amazonas de la Opan.
 
Para el manejo sustentable, los peces con menos de un metro y medio de largo que son atrapados en las redes son liberados. Además, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente hace cada año un conteo de la especie y los indígenas vigilan los lagos adjuntos al río Tapaua, donde están los pirarucu.
 
- "Proteger nuestro territorio ancestral" -


A los wampis, una etnia de la Amazonía peruana, la devastadora presencia de compañías petroleras, mineras y la tala de árboles los llevó a constituir el primer gobierno autónomo indígena de ese país. Su objetivo: proteger su vasto territorio del cambio climático.
 
"No buscamos independencia, eso que quede claro, sino proteger nuestro territorio ancestral y pedir al gobierno la titulación de 1,3 millones de hectáreas donde viven más de cien comunidades Wampis", declara vía telefónica a la AFP Wrays Pérez Ramírez, presidente del gobierno indígena, cuya autonomía no es reconocida oficialmente por las autoridades.
 
Y resalta que "las nuevas generaciones van a necesitar recursos naturales para sobrevivir".
 
Los indígenas inga de Colombia, en el departamento de Nariño (suroeste), un territorio colindante con la Amazonía, son otro ejemplo de protección de su territorio ancestral.
 
En medio del conflicto armado y el narcotráfico, consiguieron del gobierno un fondo común destinado a liberar un territorio de 22.283 hectáreas de tierra, escenario de enfrentamientos por los cultivos de amapola que degradaban el ecosistema.
 
"Estábamos haciendo un fuerte daño, la tierra estaba llorando (...) y hacía exigencias fuertes para que le coloquemos cuidado a ello", relata Hernando Chindoy, presidente del resguardo Inga de Aponte.
 
Y agrega que el trabajo de este pueblo "en lo pequeño que ha sido, le ha hecho un aporte significativo para la humanidad".
 
pld/jm/lm/fj


Nota original, AQUÍ.


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