"Las cosUENTEas claras y el chocolate espeso". Cuando el chocolate llegó a Europa, había dos maneras de beberlo: cargado y muy espeso, o bien claro y diluido en leche. La primera opción tuvo más éxito, y la expresión "las cosas claras y el chocolate espeso" se extendió con el significado de llamar a cada cosa por su nombre.
"El chocolate del loro". Esta expresión se refiere a un ahorro insignificante. Según cuentan, una familia de la aristocracia decidió recortar sus gastos, pero Como nadie quería renunciar a sus lujos, tomaron la determinación de prescindir del chocolate que le daban al loro.
"Ni amor reanudado ni chocolate recalentado". Las segundas partes nunca fueron buenas, al igual que el chocolate que tiene un sabor mucho más refinado y exquisito recién hecho, no recalentado.
"El chocolate excelente, para poderse beber, tres cosas ha menester: espeso, dulce y caliente". Se refiere al chocolate hecho a la española y, como se puede apreciar en la propia construcción de la frase, se utilizó antes del siglo XX.
"¡Chocolate por la noticia!". se emplea cuando alguien anuncia una noticia supuestamente novedosa, pero que ya es conocida por todos.
"Chocolate frío, échalo al río". Esta expresión hace alusión a que, el buen chocolate es mejor tomarlo caliente y que, una vez se enfría, mejor desecharlo que volver a calentarlo.
Además de estas frases existen otras quizá menos conocidas o más utilizadas solo en ciertos lugares, como "Si con el chocolate no te quieres quemar, déjaselo a otro paladear", "Toma chocolate y paga lo que debes" (utilizada sobre todo en Cuba), "Una sopa de tu propio chocolate" (habitual en México) y "Invierno buen tiempo para el herrero, el panadero y el chocolatero".
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